Michel de Certau explicó que “el espacio es un lugar habitado”. Para mí hacer arquitectura es habitar un espacio imaginario e irlo construyendo a mi alrededor acorde a mis necesidades imaginarias, reales, potenciales, fantasiosas. La arquitectura tiene como objetivo contener/proteger la vida, por lo tanto la única manera de diseñarla es viviéndola, habitándola.
¿Por qué una oficina de arquitectura es la curadora y galerista de una artista pintora?
María tiene una pasión y un talento por la pintura. Lo ha tenido desde siempre. Pero para ella la pintura no es un fin, es un medio por el cual experimenta y práctica su vida.
Lo que para ella es la pintura, es para mí la arquitectura. Compartimos esa necesidad de explorar cómo nuestras profesiones pueden provocar diferentes situaciones, a veces diferentes pinturas, otras diferentes espacios.
En la exhibición Es el Cuerpo, María le añade a su obra un factor que para mí resulta interesantísimo: todas las piezas se realizaron en su Casa/Estudio. Y aunque la casa no es el objeto a observar, cada pieza captura un ambiente diferente. El espacio cambia dependiendo de lo que pasa en él, pero también cambia dependiendo de lo que María siente. Su obra está repleta de pistas de lo que pasaba alrededor de ella mientras pintaba. Imposible evitar querer ser detective y descifrar cada una de ellas.
Tal vez sin querer, su arte, también es arquitectura, son imágenes de lugares habitados. En los autorretratos hay una casa solitaria, privada, íntima, de refugio y confrontación. En los óleos hay un estudio pequeño, íntimo, justo y amigable. En las tintas hay un salón público, divertido, experimental y efervescente.
Una oficina de arquitectura es la galerista de una pintora porque todos aquí somos curiosos, por inquietos, por traviesos.

texto por Natalia Zenteno