Descubrir un espacio con la intención de escribir algo, fue para mí entrar a una súper conciencia de lo que estaba sintiendo;

para llegar a esta casa maravillosa hay que subir muchas escaleras, las vistas son espectaculares pero la primera vez que las subí estaba más preocupada por no sudar que por admirar lo que pasaba a mi alrededor;

una vez adentro, me sentí sorprendida de cómo parecía que la casa estaba estancada en una época lejana, las cosas inertes son atemporales hasta que seres vivos les otorgamos temporalidad;
al principio tenía mucha curiosidad por recorrer un lugar nuevo, quería deslizarme por todos los recovecos y encontrar joyitas emocionales de habitantes pasados; capturaba con mi celular fotos desesperadas, unas para mantener el recuerdo y varios autorretratos en espejos sólo por vanidad; mientras caminaba de cuarto en cuarto mi parte arquitectónica intentaba sintetizar cada espacio en geometrías para armar una volumetría en mi cabeza;

salí, entré, subí y bajé, todo era emocionante, pero cuando regresé al punto de inicio de repente todo empezó a ser amenazante, cuando ya no había más por descubrir sólo quedé yo, sola parada en un lugar desconocido y tétrico, sintiéndome vulnerable empecé a hacerme preguntas;
¿cómo me veo en este lugar?
¿qué le aporto al espacio?
¿me estoy apropiando temporalmente el espacio sólo con mi presencia?
¿tengo presencia si quiera o soy totalmente invisible e intrascendente?
¿a alguien le importa que esté aquí?
¿estoy haciendo algo mal?
¿estoy haciendo algo bien?
¿podría vivir aquí?
¿si viviera aquí debería de cambiar el tipo de música que escucho?
¿si viviera aquí que tipo de muebles debería de tener?
¿si viviera aquí cómo sería mi vida? ¿si viviera aquí cómo debería de comportarme?
¿que yo viviera aquí sería lo mejor para esta casa?
¿qué hago aquí?
¿quién soy yo para estar aquí?

por alguna razón, descubrir un lugar nuevo implicó descubrir cada espacio, descubrirme a mí en el espacio y redescubrirme; un lugar nuevo hizo ponerme en juicio mi personalidad y autoestima; (a veces me sorprende, a pesar de que no es sorprendente, darme cuenta lo frágil que son mis fundamentos)

un par de visitas después, la casa dejó de ser nueva y poco a poco dejó de confrontarme, cada vez me sentí más relajada y contenta de estar ahí, me quedo para siempre con el recuerdo de Pati Parvati, Kitty y yo sentados en la bardita de la terraza de la alberca echando las risas con la mejor vista del lago de Valle a nuestras espaldas.

fascinante saber que descubrir un espacio nuevo, es muy similar a lo que yo experimento cada vez que conozco a una persona nueva (leer texto nuevamente).

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*este texto lo escribí para Modo Habitar, evento organizado por Modo Manera, mi oficina de arquitectura, expusimos la casa Yazbek desde la perspectiva de diferentes disciplinas artísticas, cada creador representó su propia experiencia de habitar la casa. 

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texto por Natalia Zenteno